Estructura
Introducción:
Asociación de colores y juguetes según el sexo.
Desarrollo:
Origen de la asignación de colores.
Azul para los niños y rosa para las niñas.
Un juguete u otro según el género.
Influencia de la publicidad.
Conclusión:
Debemos abrir la mente.
Texto:
La cultura,
la sociedad y nuestro entorno han hecho que, sin darnos cuentos, asimilemos el
rosa con lo femenino y lo azul con lo masculino. De la misma manera, otorgamos
los coches de juguete a los niños y las muñecas a las niñas. Un tanto por
cierto elevado de personas aún sigue distinguiendo juguetes y colores según los
sexos. ¿No se debería ser menos radical, más tolerante y dejarnos de
estereotipos que no nos llevan a ninguna parte?
Antes de nada, estaría bien recordar que hay historiadoras como Jo B.Paoletti y Eva
Heller que han investigado que durante siglos la vestimenta de casi todos los
infantes era blanca. Con su búsqueda descubrieron que no fue hasta el siglo XIX
cuando, en Francia, salió la moda de vestir a los niños con ropa celeste y a las
niñas con ropa rosada. En Alemania esto sucedió hacia 1920, en los Estados
Unidos sobre los años 1940 y se extendió por un gran número de países en 1970. Las
cronistas también averiguaron que, desde que se estableció esta costumbre, el
rosa fue un color exclusivo de mujeres, hasta 1965. Fue en este año cuando
surgieron los primeros movimientos de liberación femenina que promovían una
vestimenta uniforme para ambos sexos y una igualdad de géneros.
Actualmente,
lo que defendían esos movimientos no se cumple demasiado.
En primer lugar, todavía encontramos personas
que visten a sus hijos de azul y a sus hijas de rosa. La cual cosa no está mal, siempre y cuando se respeten los gustos de los demás. A ese tipo de gente no se
les pasaría nunca por la cabeza comprarles, por ejemplo, unos guantes rosas a
sus hijos ni un gorro azul a sus hijas. Incluso, llegarían a criticar a
aquellos que sí tienen el coraje de hacerlo. Especialmente, en el caso de los
niños.
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Ropa diseñada para niños. |
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Ropa diseñada para niñas. |
Se cree que, esta asignación de colores, es
debida al impacto que tiene sobre nosotros la publicidad, la cual causa
prejuicios al relacionar el azul con los
chicos y el rosa con las chicas. Esta influencia nos lleva a comprar un
producto de un color u otro según el sexo de la persona. Lo mismo nos pasa en
gran parte de las tiendas, donde el dependiente o la dependienta te sugiere que
compres un producto con unas determinadas características si es para un niño y otro,
si es para una niña.
En relación
a lo que se está explicando, por una parte, se dice que adjudicamos el azul a
los niños porque este color simboliza la fuerza y la seguridad (para algunos
propiedad de los hombres) y, por la otra, que asignamos el rosa a las niñas
porque este color alude a la amabilidad y a la delicadeza (singularidad de las
mujeres según algunos). Este asunto es sorprendente ya que en otros tiempos el
rosa era un color masculino. De hecho, en las habitaciones arcaicas se pintaba
al niño Jesús vestido de color rosa.
En segundo
lugar, encontramos una división de género en los juguetes. Hay tiendas en las
que se nota excesivamente la sección de productos para niños y la que es para
niñas. Esta partición, o bien se observa por los colores que elige la empresa
para las cajas de los juguetes (azul para los niños y rosa para las niñas) o
por la fotografía que hay en ellas. De esa manera, podemos ver que los
transportes de juguete se venden en cajas azules con ilustraciones de un niño,
casi siempre jugando con ellos, y que las cocinitas y los bebés para jugar
están empaquetados en cajas rosas con imágenes de niñas. Por consiguiente, muchos
padres y familiares se dejan llevar, sin quererlo, por estos detalles creyendo
que están actuando bien. Si invirtiéramos los papeles y decidiéramos comprar
una moto de juguete azul a una niña y un muñeco a un niño seguramente saltaría
uno diciendo que las consecuencias de esto es que la niña se puede volver marimacho
y el niño afeminado (este hecho puede provenir del triángulo rosa que se les
colocaba en las camisas a los homosexuales en los campos de concentración nazis
durante la Segunda Guerra Mundial). Así y todo, afortunadamente, también existen
excepciones: hay otros que piensan que el niño que juegue con bebés y
utensilios de cocina de plástico será mejor padre y amo de casa el día de
mañana. Asimismo, una niña puede jugar perfectamente con un coche debido a que
de mayor puede llegar a conducir o a trabajar en algo relacionado con el
transporte.
En
conclusión, en mi opinión deberíamos dejar de asignar los productos a un
género u a otro según su color o sus tópicos. Por otra parte, no tiene nada de
malo que la habitación de un niño sea fucsia y que la de una niña sea del quinto
color del arcoíris, azul. También debemos tener en cuenta que no solo existen
estos dos colores. Por tanto, no hace falta que se usen solamente el rosado y
el azulado para la asignación de piezas de ropa o cualquier otra cosa. Finalmente,
hay que permitir que los niños tomen sus propias decisiones, por lo que hace a
sus gustos, y dejar a un lado las boberías de la masculinidad y la feminidad. En
definitiva, y nunca mejor dicho, como dice la máxima latina de gustibus non est disputandum, que
podríamos traducir con una cita próxima a nosotros: “para gustos los colores”.
Webgrafia:
http://verne.elpais.com/verne/2014/11/18/articulo/1416293525_000025.html
http://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/por-que-se-usa-el-color-azul-para-los-ninos- el-rosa-para-las-ninas/
http://www.pasitoapasito.es/index.asp?Idioma=ES&opc=26&IDP=179&IDC=18&IDF=143